Las e-bikes han llegado para quedarse. Han transformado la forma en que entendemos el ciclismo, tanto deportivo como urbano, y han abierto las puertas a nuevos perfiles de ciclistas que antes ni se planteaban subirse a una bici. Así es como lo entendemos en Bikephilosophy y es que las cifras hablan por si solas, su crecimiento ha sido exponencial y, como suele ocurrir con toda innovación disruptiva, también han sido víctimas de comentarios, prejuicios y falsas creencias.

Para nosotros es fundamental que conozcas todos los detalles y por eso hemos preparado este artículo. Nuestro objetivo es desmontar, uno a uno, los mitos más comunes que giran en torno a las bicicletas eléctricas. Porque las e-bikes no son el enemigo del ciclismo tradicional. Al contrario, vienen a sumar, ampliar horizontes y multiplicar la diversión.

1. Las e-bikes compiten con las bicicletas convencionales

Este es uno de los grandes malentendidos. Se ha instalado la falsa idea de que las e-bikes han llegado para sustituir o desplazar a las bicicletas de toda la vida, cuando en realidad no compiten con ellas, sino que las complementan. Las e-bikes rompen barreras que antes limitaban la práctica del ciclismo: la edad, la forma física, la falta de tiempo o incluso las distancias. Gracias a la asistencia eléctrica, muchas personas han descubierto el ciclismo por primera vez o han podido retomarlo tras una lesión o un parón prolongado.

En las ciudades, las e-bikes se han consolidado como una alternativa real al coche o a la moto, ayudando a crear entornos más limpios, sostenibles y tranquilos. Y en el ámbito deportivo, son una herramienta más para llegar más lejos, explorar más terreno o simplemente disfrutar más de cada salida. Lo realmente interesante es que ahora podemos elegir qué tipo de bici usar según el plan, el objetivo o las ganas del día.

2. Las e-bikes son como motos o ciclomotores

Una confusión muy extendida, pero completamente errónea. Las e-bikes, al menos las que cumplen con la normativa europea, requieren siempre que el ciclista pedalee. No funcionan con acelerador ni se mueven solas. El motor eléctrico solo entra en acción para asistir al pedaleo, nunca para sustituirlo. Y esta asistencia se interrumpe automáticamente cuando se alcanza una velocidad de 25 km/h.

Además, la potencia del motor está limitada por ley a 250W, una cifra muy inferior a la de cualquier ciclomotor. Por eso, las e-bikes que respetan estos límites están legalmente consideradas como bicicletas a todos los efectos: no necesitan matrícula, ni carnet, ni seguro obligatorio. Son bicicletas asistidas, no vehículos a motor.

Si necesitas ampliar información sobre la legislación puedes leer nuestro artículo al respecto AQUÍ.

3. Con una e-bike no haces ejercicio

Esta es, probablemente, la creencia más repetida y más injusta. Se dice que con una e-bike no se suda, que no se entrena, que no sirve para mantenerse en forma. Y nada más lejos de la realidad. Las e-bikes permiten regular el esfuerzo gracias a los diferentes niveles de asistencia, pero el ciclista sigue siendo quien pedalea. No hay motor que te empuje si no mueves las piernas.

Lo que ocurre es que el esfuerzo se modula, se reparte mejor. Se suben más puertos, se recorren más kilómetros, se hacen rutas más largas. El resultado, en muchos casos, es un ejercicio más constante, más sostenible y, sobre todo, más motivador. No hay barreras mentales que frenen la salida: sabes que puedes dosificarte, que puedes contar con una ayuda si la necesitas. Y eso anima a salir más.

Además, las e-bikes son la salvación para muchos ciclistas que, por edad, lesiones o condiciones médicas, ya no pueden rodar con una bici convencional. Gracias a la asistencia, pueden seguir disfrutando del ciclismo y mantenerse activos. Y eso, sin duda, también es hacer ejercicio.

4. Son solo para personas mayores o con poca forma física

Esta idea está muy lejos de la realidad. Es cierto que las e-bikes son una solución perfecta para quienes tienen limitaciones físicas o están en proceso de recuperación, pero limitar su uso a este perfil es no entender todo lo que pueden aportar.

Cada vez más ciclistas con buena forma física utilizan e-bikes, ya sea para entrenar de forma diferente, para hacer rutas más largas o exigentes, o simplemente para disfrutar sin presiones. También es muy común ver ciclistas que tienen tanto una bici convencional como una eléctrica, y eligen una u otra según el tipo de salida. Y en los trayectos urbanos, una e-bike permite llegar al destino sin sudar, sin cansancio y en menos tiempo, lo que la convierte en una herramienta práctica incluso para quienes están en su mejor momento físico.

Otro aspecto muy valioso es que permiten compartir rutas entre personas con diferentes niveles. Parejas, grupos de amigos, familias… Es genial poder ver una familia con el nieto de seis años, los padres de cuarenta años y los abuelos de setenta años montando todos juntos, el impulso del motor eléctrico permite  que todos puedan salir juntos sin que nadie tenga que sacrificarse ni quedarse atrás.

5. Se pierden las sensaciones de una bici tradicional

Aquí toca hablar desde la experiencia. Muchos ciclistas que han probado una e-bike se sorprenden al ver lo poco que cambia la sensación de conducción. Las e-bikes de calidad, especialmente las más recientes, se comportan de forma muy similar a una bici convencional. Las geometrías están cada vez más perfeccionadas, los pesos más ajustados, la integración del motor y la batería más disimulada.

Hay que destacar que marcas como las que trabajamos en Bikephilossophy (Specialized, Orbea, Scott…) aportan geometrías desde hace muchos años y toda esa experiencia de la bici tradicional la han trasladado a las e-bikes. Aplicando además toda la innovación y conocimiento de años y años, los que convierten a las e-bikes de estas marcas en las mejores del mercado.

Lo cierto es que, tras unas pocas pedaladas, desaparece esa sensación extraña y aparece una sonrisa. Porque la sensación de libertad, de velocidad, de tracción en subida, de seguridad en bajada… todo eso se mantiene. O incluso se amplifica. Modelos como la Specialized Turbo Levo SL o la Orbea Wild están diseñados para ofrecer una experiencia de conducción tan natural que muchos ciclistas olvidan que llevan una bici asistida. Y eso es parte del éxito de esta tecnología.

6. Las e-bikes son demasiado caras

Es verdad que tienen un precio de entrada más alto que una bici convencional, debido a la incorporación del motor, la batería y la electrónica. Pero también es cierto que existen e-bikes para todos los presupuestos. Hoy en día puedes encontrar modelos desde poco más de 1.500 euros, y con prestaciones muy dignas para un uso urbano o recreativo.

Además, si comparas ese precio con lo que gastarías en combustible, seguros, revisiones o impuestos con un coche o una moto, la balanza se inclina claramente a favor de la e-bike. A medio y largo plazo, puede ser una inversión no solo sostenible, sino también rentable. Además, es una inversión muy baja si la comparas con la diversión y posibilidades que te aporta en tus salidas recreativas.

7. No sirven para hacer largas distancias

Este es uno de los grandes mitos de las e-bikes, y no puede estar más lejos de la realidad. Las bicicletas eléctricas actuales, especialmente las de marcas reconocidas en el ciclismo como Specialized, Orbea o Scott ofrecen autonomías reales de entre 40 y 120 km, e incluso más si se combinan con baterías auxiliares o sistemas de carga inteligente.

Pero la autonomía no depende solo del tamaño de la batería: el motor, el software y el peso de la bici marcan la diferencia. Y es aquí donde las marcas líderes destacan: ofrecen motores eficientes, software optimizado y bicicletas bien equilibradas. Porque de nada sirve una batería enorme si el sistema consume demasiado o el peso penaliza.

Además, si te quedas sin batería, puedes seguir pedaleando como con una bici convencional. No te quedas tirado.

8. No se pueden usar con lluvia o en barro

Otro error. Las e-bikes están diseñadas para funcionar en todo tipo de condiciones climatológicas. Los motores y las baterías están sellados y protegidos contra la humedad, la suciedad y el barro. No tienes que preocuparte por la lluvia, aunque como con cualquier bicicleta, es recomendable hacer una buena limpieza tras cada salida en condiciones duras.

Las e-bikes de montaña están perfectamente preparadas para enfrentarse a charcos, barro, arena o nieve. Y en ciudad, no hay ningún impedimento para usarlas como medio de transporte diario en días lluviosos. De hecho, muchas marcas trabajan con certificaciones IP que garantizan la resistencia al agua y al polvo.

9. Necesitas carnet o permisos especiales

Falso. Si hablamos de e-bikes legales en Europa, no se necesita ningún tipo de permiso para usarlas. Siempre que el motor esté limitado a 250W y la asistencia se corte a los 25 km/h, la legislación las considera bicicletas a todos los efectos. No es necesario matricularlas, ni asegurarlas, ni tener un carnet para conducirlas.

No obstante, hay algunas marcas que ofrecen modelos específicos que superan los 25 km/h y se pueden matricular legalmente con su documentación correspondiente (matrícula y seguro), eso sí son modelos muy puntuales. Pero el resto, si llevan desbloqueos ilegales o superan los límites sin homologación, son ilegales y conllevan sanciones. Ojo con esto, hay modelos que vienen con botones para su asistencia o superan los 25km hora, puedes tener un gran problema si te ves implicado en un accidente o si la policía te pide la documentación, de hecho se están persiguiendo mucho este tipo de vehículos ilegales.

10. Son perjudiciales para el medio ambiente

Es otro de esos mitos que cae por su propio peso. Las e-bikes no generan emisiones, no contaminan el aire y apenas generan ruido. En comparación con cualquier otro vehículo motorizado, incluso con un coche híbrido, son muchísimo más sostenibles.

Además, reducen la congestión del tráfico, ocupan menos espacio y necesitan menos infraestructura para circular y aparcar. Si de verdad te preocupa el medio ambiente, cambiar tu coche por una e-bike en trayectos cortos es una de las mejores decisiones que puedes tomar.

Y te aportan felicidad y bienestar. Bien sabido es que montar en bici es un de los gran placeres de la vida (o eso creemos en Bikephilosophy).

Está claro,

Las e-bikes no son una moda pasajera, ni una amenaza para el ciclismo clásico. Son una evolución lógica, una herramienta versátil y poderosa que permite acercar el ciclismo a más personas, hacer rutas más ambiciosas, o simplemente disfrutar más del trayecto.

En Bikephilosophy lo decimos claro: estamos viviendo una auténtica revolución eléctrica. Y no se trata solo de tecnología, sino de cambiar la forma en que nos movemos, entrenamos y nos relacionamos con la bicicleta. Por eso, desde nuestras tiendas, lanzamos con orgullo nuestra campaña #Ebikemanía, una invitación a probar, descubrir y dejar atrás los prejuicios.

Si quieres saber más, acércate a cualquiera de nuestras tiendas o visita bikephilosophy.es. Te asesoraremos sin compromiso y podrás conocer las mejores opciones del mercado. Porque cuando pruebas una e-bike de verdad, lo difícil es volver atrás.

Es el momento. Súmate a la e-Bikemanía, por ello te dejamos artículos y vídeos relacionados con las bicicletas eléctricas: